Quizás estábamos equivocados con toda esta chorrada del amor. Quiero decir, que me da igual que seas una de mis noches o 90 de mis días, que no me importa si me convienes o no, si eres un príncipe azul o un gilipollas. Que lo más seguro es que al final lo más importante sean las caricias en el cuello durante un beso, y ese
"¿qué tal has dormido hoy?
tengo ganas de verte". Dibujar
corazoncitos en cualquier esquina de
un papel y pensar en las ganas que
tengo de que me mires y sonrías.
Y que esa tarde, no te aguantes más
y me calles con un beso. Ya lo sabes,
siempre han dicho que los besos
robados saben mejor.
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